La Basílica de San Pedro presentada a través de recorridos virtuales impulsados ​​por inteligencia artificial

La Basílica de San Pedro en el Vaticano ha dado un paso revolucionario hacia la digitalización del patrimonio cultural a través de la implementación de tours virtuales impulsados por inteligencia artificial. Este innovador proyecto busca democratizar el acceso a uno de los monumentos más emblemáticos del mundo, permitiendo a personas de todo el mundo explorar su rica herencia artística e histórica desde cualquier lugar.

La iniciativa coincide con las celebraciones del Jubileo de la Iglesia Católica planificadas para 2025, un evento que ocurre cada 25 años. En colaboración con el gigante tecnológico Microsoft y la empresa especializada en digitalización del patrimonio cultural, Iconem, el Vaticano ha desarrollado un sitio web interactivo y una réplica digital de la basílica, junto con dos exposiciones impulsadas por inteligencia artificial.

Cardenal Mauro Gambetti ha comparado la magnificencia de la Basílica de San Pedro con un cielo estrellado en una noche de verano, mostrando su entusiasmo por las nuevas herramientas digitales que actúan como telescopios, acercando sus tesoros a audiencias de todo el mundo. Esta tecnología moderna fue creada mediante un estado del arte modelo 3D, construido meticulosamente con drones, cámaras avanzadas y láseres, los cuales escanearon el sitio capturando más de 400,000 imágenes en un periodo de cuatro semanas.

Brad Smith, presidente de Microsoft, subrayó cómo el proyecto representaría a San Pedro para una nueva generación, adaptándose a las modernas formas de comunicación. Además, el Papa Francisco destacó el papel de la inteligencia artificial al ampliar los horizontes educativos, aunque subrayó la importancia de su uso ético para el bienestar de la humanidad. Este esfuerzo digital no solo mejora la experiencia de los visitantes, sino que también es crucial para los esfuerzos de conservación.

A través de esta transformación digital, la Basílica de San Pedro se convierte en un ejemplo destacado de cómo la tecnología puede preservar e incluso enriquecer la experiencia de sitios culturales históricos. Los visitantes pueden ahora explorar de manera interactiva sin las limitaciones del tiempo o las multitudes, disfrutando de detalles intrincados del arte renacentista que a menudo pasan desapercibidos durante las visitas en persona. Además, este proyecto enfatiza la responsabilidad compartida de utilizar la inteligencia artificial de manera ética y responsable, reconociendo tanto su inmenso potencial como sus posibles desventajas para la humanidad.

Este desarrollo no solo atrae a quienes físicamente visitan el lugar, sino que también extiende su alcance a audiencias globales, haciendo accesible un patrimonio cultural sin precedentes para aquellos que quizás nunca tendrían la oportunidad de viajar a Roma.

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