En el artículo «Infrared Reflectography: a Method for the Examination of Paintings» de J. R. J. van Asperen de Boer, publicado el 1 de septiembre de 1968, se presenta una metodología innovadora para la detección de bocetos subyacentes en pinturas mediante reflectografía infrarroja. El autor destaca que las técnicas tradicionales de fotografía infrarroja tienen limitaciones significativas, especialmente en áreas pintadas con pigmentos verdes y oscuros, donde los detalles pueden permanecer ocultos.
La reflectografía infrarroja mejora esta capacidad al utilizar una cámara Barnes IR modificada con un detector de sulfuro de plomo, que permite captar imágenes más detalladas de los dibujos subyacentes ocultos bajo capas de pintura. Esto se basa en el principio de que la capacidad de ocultación de las capas de pintura disminuye con el aumento de la longitud de onda de la radiación utilizada.
Van Asperen de Boer explica que en la pintura medieval europea, especialmente en la pintura flamenca temprana y la italiana, se aplicaban diversos materiales y técnicas que incluían una base de tiza o yeso y pegamento animal sobre paneles de madera. Estos fondos blancos servían de base para bocetos preliminares, que luego eran cubiertos por capas de pintura. Dichos bocetos, a menudo realizados con negro de hueso o negro de carbono, son fundamentales para el análisis histórico artístico, ya que revelan detalles sobre el proceso creativo y las técnicas del artista.
El estudio de la «Adoración de los Magos» atribuida a Geertgen tot Sint Jans, ubicada en el Rijksmuseum de Ámsterdam, se utiliza como ejemplo destacado. En comparación con la fotografía infrarroja convencional, la reflectografía muestra detalles más precisos de los bocetos subyacentes, tales como la estructura arquitectónica y la vegetación en el fondo, permitiendo discernir modificaciones en el diseño original, como el reemplazo de un caballo por un camello, probablemente por razones iconográficas.
El artículo también aborda los aspectos técnicos de la reflectografía infrarroja, incluyendo el cálculo del grosor de ocultación de diferentes capas de pintura mediante ecuaciones complejas que consideran factores como la concentración volumétrica del pigmento y las propiedades dispersantes de las partículas en la pintura. Los resultados demuestran que las pinturas más oscuras muestran una mejora considerable en la manipulación de longitudes de onda alrededor de los 2 micrones, lo que coincide con el pico de eficiencia del detector de sulfuro de plomo utilizado.
La implementación de esta técnica implica el montaje de la cámara en un trípode para fotografiar secciones del cuadro en un entorno controlado de luminosidad, permitiendo luego ensamblar las imágenes para obtener un reflectograma completo. Estudios adicionales sugieren que la reflectografía infrarroja podría integrarse con otros métodos de examen, como la radiografía de rayos X y el análisis de materiales pictóricos, para proporcionar una comprensión más profunda de las técnicas y prácticas de los talleres artísticos del pasado.
En conclusión, la reflectografía infrarroja representa un avance significativo sobre las técnicas de infrarrojo convencionales al ofrecer una detección más completa y precisa de bocetos subyacentes, lo cual es crucial para la atribución y conservación de obras de arte históricas .