El artículo titulado «The use of infrared radiation in measurement and non-destructive testing» de Hain, M., Bartl, J. y Jacko, V., publicado en 2005, ofrece un detallado análisis sobre el empleo de la radiación infrarroja (IR) en diversas técnicas de medición y pruebas no destructivas. El uso de métodos infrarrojos se destaca por su capacidad para realizar mediciones sin contacto, de manera rápida y sin causar daños a los objetos sometidos a prueba.
La radiación infrarroja se clasifica como una forma de onda electromagnética, similar a la luz visible o los rayos X, diferenciándose únicamente en términos de longitud de onda. El espectro infrarrojo se divide en tres subregiones: infrarrojo cercano (0.7–2 µm), infrarrojo medio (2–20 µm) e infrarrojo lejano (20–1000 µm). Las fuentes de radiación infrarroja se dividen en dos grupos: térmicas y cuánticas. Las fuentes térmicas, como las lámparas incandescentes, emiten energía de acuerdo con la ley de Planck y su espectro depende de la temperatura del objeto. Estas características permiten la medición de la temperatura sin contacto con objetos en movimiento o distantes. Por otro lado, las fuentes cuánticas, como los LEDs o los láseres, no dependen de la temperatura del objeto para emitir radiación.
En el campo de la termometría infrarroja, se utiliza la radiación emitida por un objeto para determinar su temperatura mediante diversos termómetros desarrollados para aplicaciones industriales. Estos dispositivos destacan por su rápida respuesta y precisión. La termografía infrarroja permite medir y visualizar campos de temperatura utilizando sistemas basados en cámaras CCD o matrices microbolométricas no refrigeradas. Estas técnicas son útiles para evaluar propiedades termo-físicas de edificios o monitorear procesos industriales como la producción de espumas de aluminio.
La reflectografía en el infrarrojo cercano se emplea para la prueba no destructiva de artefactos culturales, revelando detalles ocultos como dibujos subyacentes o firmas escondidas en pinturas. Este método resulta fundamental para conservadores y historiadores del arte al proporcionar información sin dañar las obras de arte. La reflectografía se basa en que las capas de pigmento y barniz absorben y dispersan menos radiación infrarroja cercana que la luz visible. Cuando la radiación infrarroja incide sobre un dibujo subyacente a base de carbón, este absorbe fuertemente la radiación, permitiendo así obtener información sobre la presencia del dibujo debajo de las capas superiores.
En resumen, las técnicas de medición y prueba con radiación infrarroja han demostrado ser herramientas poderosas en diversas áreas, incluyendo la ciencia, la industria, la medicina, el ámbito militar y la conservación del patrimonio cultural. El desarrollo continuo en la instrumentación infrarroja, como detectores de alta sensibilidad y procesamiento digital de señales, ha mejorado y expandido significativamente la aplicación de estos métodos.