El artículo «Some Aspects of the Development of Sheet Polarizers,» escrito por Edwin H. Land y presentado en un simposio de la Optical Society of America en marzo de 1951, ofrece una crónica detallada sobre el desarrollo de polarizadores en láminas sintéticas. Land comienza narrando sus primeras investigaciones en 1926, impulsadas por el deseo de crear un material que polarizara la luz de manera eficiente, superando las limitaciones de los prismas de Nicol y del mineral turmalina.
Inspirado por descubrimientos previos de William Bird Herapath, quien en el siglo XIX había notado propiedades polarizadoras en cristales formados tras la reacción de yodo con el sulfato de quinina, Land optó por no intentar crecer grandes cristales, sino por utilizar una multitud de pequeños cristales micrométricos orientados de manera uniforme. Para superar los retos técnicos, desarrolló métodos para dispersar y orientar estos microcristales en una matriz de nitrocelulosa, empleando campos magnéticos y posteriormente métodos mecánicos.
Los métodos iniciales incluían orientación de partículas usando campos magnéticos y electrostáticos, así como el estirado de láminas de caucho con suspensiones de cristales. Sin embargo, estos no proporcionaban una producción a gran escala, por lo cual se desarrolló una dispersión coloidal de agujas submicroscópicas de herapathita, que se extruía en láminas, lográndose así una orientación precisa.
Land describe diferentes tipos de polarizadores desarrollados, incluidos el J, H, K, y L. El J polarizador se obtenía extruyendo una masa viscosa de herapathita de manera que las agujas se alineaban paralelamente. Para la década de 1940, mediante el uso de microscopía electrónica, se determinó con precisión el tamaño de estos cristales, confirmando que minimizaban la dispersión de luz. Los polarizadores tipo H, desarrollados posteriormente, destacaron por su alta densidad óptica y ausencia de dispersión, debido a la naturaleza molecular de su dicromóforo.
El K polarizador, con un extinción roja en lugar de azul, utilizaba polivinileno como dicromóforo, y se caracterizaba por su estabilidad frente al calor y radiación, siendo ideal para faros de automóvil. Este desarrollo fue clave en un sistema de luces de automóvil diseñadas para eliminar el deslumbramiento de los vehículos en dirección contraria, mejorando así la seguridad vial nocturna. Los polarizadores se aplicaban tanto en los faros como en las parabrisas, logrando que, al cruzarse, las luces se atenúan automáticamente diseñándose para soportar condiciones adversas de calor y clima.
Land detalla también aplicaciones innovadoras como los vectógrafos, imágenes tridimensionales formadas por parejas estereoscópicas con base en la polarización, permitiendo la proyección de imágenes a color sin modificar los proyectores comunes, demostrando el amplio potencial de los polarizadores sintéticos.
En esencia, el trabajo de Land no solo resalta logros técnicos y científicos, sino también su capacidad de transformar conceptos básicos en aplicaciones prácticas, contribuyendo significativamente a la óptica de polarización y abriendo nuevas oportunidades en diversas áreas tecnológicas y científicas.