Multispectral analysis of cultural heritage artefacts

El artículo «Multispectral analysis of cultural heritage artefacts» escrito por M. Hain, J. Bartl y V. Jacko en 2003, profundiza en el uso de métodos de pruebas ópticas no destructivas aplicadas a artefactos culturales, con el objetivo de ofrecer información valiosa a restauradores y expertos en arte sin causar daño a las piezas. Las técnicas principales abordadas en el artículo son la reflectografía de infrarrojo cercano, la fluorescencia ultravioleta y la radiografía con rayos X.

La reflectografía de infrarrojo cercano se destaca como una herramienta esencial para descubrir dibujos subyacentes en las pinturas. Estos dibujos, utilizados como esbozos para la composición de una obra, a menudo son invisibles al ojo humano, ya que están cubiertos por capas de pigmentos y barnices. Este método se basa en la menor absorción de la radiación infrarroja por las capas de pigmento en comparación con la radiación visible. Al incidir en un dibujo subyacente basado en carbón, la radiación infrarroja es fuertemente absorbida, permitiendo que la cámara recoja información sobre la presencia de dichos dibujos. La composición técnica de este método incluye una fuente de radiación infrarroja, una cámara sensible a este tipo de luz y un sistema de procesamiento de imágenes digitales que mejora significativamente la calidad de los resultados obtenidos.

La fluorescencia ultravioleta se utiliza principalmente para identificar áreas restauradas o repintadas en una obra de arte. Al emitir luz visible cuando es irradiada por luz ultravioleta, los materiales antiguos como pinturas o barnices muestran más fluorescencia en comparación con materiales nuevos, facilitando la identificación de áreas alteradas. Adicionalmente, este método es útil para visualizar documentos antiguos cuya escritura se ha desvanecido con el tiempo. Una configuración típica de fluorescencia ultravioleta incluye una fuente de radiación UV, filtros de excitación y barrera de emisión, y una cámara CCD para captar las imágenes.

La radiografía con rayos X se emplea para examinar la composición interna de las obras de arte, permitiendo identificar pigmentos y cambios en la composición debido a su capacidad de penetrar las capas de material. La absorción de los rayos X depende del grosor del objeto y del número atómico del material atravesado, lo que hace posible detectar pigmentos que contienen metales pesados como el plomo. Esta técnica es esencial para revelar composiciones anteriores y modificaciones en una obra de arte, ofreciendo una visión más profunda de la historia y transformación de la pieza .

En el ámbito de la preservación del patrimonio cultural, estas técnicas de pruebas no destructivas proporcionan herramientas valiosas que contribuyen a la autenticación y restauración de las obras de arte. Aunque estos métodos son conocidos desde hace varios años, los avances en tecnología de sensores y procesamiento digital de imágenes han mejorado drásticamente la calidad de los resultados. En definitiva, la combinación de infrarrojo cercano, fluorescencia ultravioleta y radiografía con rayos X permite a los expertos obtener una comprensión más profunda y detallada de las piezas artísticas, asegurando su conservación y autenticidad para las futuras generaciones.

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