Monochromatic ultraviolet-photography in dermatology1

El artículo «Monochromatic Ultraviolet-Photography in Dermatology» de Kimmo K. Mustakallio y Paavo Korhonen, publicado en 1966, explora el uso y los beneficios de la fotografía ultravioleta monocromática en la dermatología. Uno de los principales atractivos de esta técnica es su capacidad para diferenciar y acentuar la pigmentación de la piel, permitiendo una visualización más precisa de las condiciones cutáneas. Hasta ese momento, la fotografía con rayos ultravioleta había sido limitada por la dificultad de enfocar la imagen UV invisible y las desventajas inherentes a las lentes de vidrio convencionales y los filtros UV de banda ancha.

Los lentes de vidrio ordinarios no son adecuados para longitudes de onda por debajo de 350 nm debido a su alta absorción de la radiación UV. Esto, junto con la dispersión causada por los filtros UV de banda ancha, dificultaba obtener imágenes claras y definidas. La dispersión de los rayos UV de diferentes longitudes de onda a través de estas lentes conduce a imágenes borrosas debido a la refracción variable.

Para superar estas limitaciones, los autores emplearon un equipo compuesto por filtros UV monocromáticos, una cámara con lente de cuarzo, un convertidor de imagen UV y una unidad de flash electrónico Xenon. Los filtros monocromáticos permiten la transmisión de una banda estrecha de longitudes de onda UV, mejorando la definición de la imagen al minimizar la dispersión. El uso de un lente de cuarzo, que transmite hasta 200 nm, y un convertidor de imagen UV para visualizar y enfocar la imagen invisible, representa una considerable mejora tecnológica en comparación con los métodos anteriores.

La fotografía UV monocromática es especialmente efectiva para resaltar las diferencias en la pigmentación de la melanina. Un filtro de 365 nm es ideal para acentuar la pigmentación de la melanina, mostrando mejor contraste en áreas de hiperpigmentación e hipopigmentación. Además, la técnica es útil para fotografía de primeros planos, ya que mejora significativamente la definición de los detalles finos de la superficie de la piel, proporcionando una apariencia tridimensional. Esto se debe a que los rayos UV monocromáticos penetran la piel a una profundidad uniforme y se reflejan y refractan de manera más regular que la luz visible o la radiación UV de banda ancha.

La absorción y reflexión de la radiación UV también se consideran en este estudio. La epidermis humana absorbe alrededor del 80% de la radiación por debajo de los 250 nm, y a mayor longitud de onda, la penetración aumenta. Sin embargo, una mayor profundidad de penetración también implica mayor dispersión, lo que puede difuminar los detalles de la imagen. La reflexión de los rayos UV monocromáticos desde la piel es más homogénea y está más polarizada en comparación con la radiación UV de banda ancha, lo que contribuye a un contraste superior y a una resolución mejorada de los detalles finos de la superficie de la piel.

Finalmente, los autores sugieren que la fotografía UV monocromática también puede ser adecuada para estudiar la distribución epidérmica de ciertos medicamentos y agentes de protección solar, ya que diferentes sustancias absorben y reflejan la radiación UV de manera diferente. Por ejemplo, los acrilonitrilos absorben intensamente a 365 nm y emiten una fluorescencia blanca. La técnica no solo permite una mejor visualización de las condiciones dermatológicas, sino que también tiene aplicaciones potenciales en la investigación de la absorción y reflectancia de materiales relacionados con la dermatología .

Revisar en la web del editor

Servicios Relacionados

- Advertisement -spot_img

Últimas Publicaciones