En su artículo «Metamerism, Constancy, and Knowing Which», Mark Eli Kalderon explora la problemática epistémica que surge a partir del fenómeno del metamersimo en la percepción del color y propone el concepto de constancia cromática como una solución potencial. Kalderon inicia reconociendo que la capacidad de algunos colores de presentar la misma apariencia cromática bajo distintas condiciones de iluminación introduce un problema para el conocimiento del color exacto que se está percibiendo. En un entorno en el cual se sabe que existen pares metamericos (dos colores que se ven igual bajo ciertas condiciones pero diferentes bajo otras), un perceptor no podría determinar con certeza cuál color específico está viendo solo en base a una observación única.
Para ilustrar su argumento, Kalderon utiliza el ejemplo de Norm, un individuo que percibe tomates en su jardín. La percepción de un tomate rojo no solo implica que Norm está viendo el tomate como rojo, redondo y abultado, sino que también está experimentando la naturaleza cualitativa del color rojo, lo que lo diferencia de otros colores como el azul o el verde. Kalderon argumenta que las variaciones en la experiencia perceptiva del color pueden ocurrir con las diferentes condiciones de iluminación; un color puede aparecer distinto en la luz del día comparado con un ambiente de tienda iluminado artificialmente.
Kalderon ofrece la constancia cromática como una solución al problema planteado por el metamersimo. La constancia cromática se refiere a la capacidad del sistema visual humano para percibir los colores de manera constante incluso cuando cambian las condiciones de iluminación. Esta capacidad permite a un perceptor, como Norm, discernir cuál es el verdadero color de un objeto al observar cómo varía su apariencia bajo diferentes iluminaciones, proporcionándole así información suficiente para distinguir entre colores metamericos y conocer cuál color específico está percibiendo.
El artículo además distingue entre las disposiciones cromáticas y cómo estas contribuyen a la experiencia visual. Las propiedades disposicionales del color se manifiestan en la experiencia verídica del color, y esta experiencia no actúa solo como un intermediario causal, sino que representa la propiedad disposicional del color que percibe el sujeto. Sin embargo, Kalderon critica la insuficiencia del disposicionalismo para explicar cómo una experiencia fenomenológicamente varía y llega a conocer la constancia del color. Sin una adecuada explicación de la constancia cromática, el disposicionalismo no puede resolver plenamente el problema epistémico planteado por los pares metamericos.
En última instancia, Kalderon defiende que la naturaleza fenomenológica de la experiencia del color debe tener un significado epistemológico positivo, y eso sólo es posible si algunos aspectos de la experiencia del color tienen una fenomenología presentacional, es decir, que estas experiencias no solo son efectos cualitativos del ambiente material, sino que representan presentaciones perceptuales de su materia sujeta que facilitan la formación de juicios perceptuales sobre el entorno material.