Imaging skin pathology with polarized light

El artículo titulado «Imaging Skin Pathology with Polarized Light» de Steven L. Jacques, Jessica C. Ramella-Roman y Ken Lee, publicado en el año 2002, explora el uso de luz polarizada para la imagenología de la piel con el fin de mejorar el diagnóstico de diversas patologías dermatológicas. Este enfoque se basa en las propiedades de absorción, reflexión y dispersión de la luz en los tejidos biológicos, y cómo estas pueden ser modulado mediante polarización para mejorar la visualización de estructuras subcutáneas.

La esencia de la técnica descrita conlleva iluminar la piel con luz linealmente polarizada y analizar la luz retrodispersada. Existen dos configuraciones críticas: en una, el polarizador de análisis se alinea paralelo a la polarización de la luz de iluminación, y en la otra, el polarizador se coloca perpendicularmente. La luz reflejada superficialmente mantiene su polarización mientras que la luz que penetra más profundamente en la piel se despolariza a medida que interactúa con las estructuras del colágeno dérmico. La imagen lograda con el polarizador paralelo resalta la superficie de la piel (incrementando la “glare” o brillo superficial), mientras que la configuración perpendicular suprime esta y acentúa las estructuras subsuperficiales.

Una técnica desarrollada por Jacques et al. presenta una variación innovadora: utiliza una placa de vidrio ópticamente acoplada a la piel con una gota de agua para reducir el brillo de la superficie. La luz polarizada ilumina la piel en un ángulo que redirige el deslumbramiento lejos de la cámara. Dos imágenes son capturadas, con el análisis polarizador paralelo (Ipar) y perpendicular (Iper) a la iluminación fuente. Al combinar algorítmicamente estas dos imágenes, se obtiene una imagen que suprime la reflexión difusa profunda, proporcionando así una clara visualización de las estructuras subsuperficiales de la piel con detalles texturales finos. Esta capacidad es particularmente útil para visualizar aspectos específicos de la dermis papilar y reticular superficial.

La técnica se demostró con imágenes clínicas preliminares de diferentes patologías cutáneas, tales como nevos pigmentados y no pigmentados, neurofibromas, queratosis actínica, carcinoma de células basales y escamosas, y anomalías vasculares. Las imágenes resultantes mostraron cómo la luz polarizada podía resaltar diferencias estructurales y texturales que no eran evidentes con la iluminación convencional, proporcionando una herramienta potencialmente poderosa para el diagnóstico clínico dermatológico.

Un experimento adicional describió el uso de una hoja de afeitar para proyectar sombra en la piel, demostrando cómo la luz se dispersa desde áreas iluminadas a áreas sombreadas, dando una idea de la función de dispersión en el tejido y destacando la precisión espacial mejorada que ofrecen las imágenes polarizadas. Asimismo, el uso de un medio acoplante adecuado es crucial para minimizar los artefactos, como las burbujas de aire que pueden afectar la integridad de la imagen final.

En conclusión, el uso de luz polarizada en la imagenología cutánea proporciona un método que destaca las estructuras subsuperficiales al suprimir el brillo superficial, permitiendo una mejor visualización de patologías dermatológicas. La técnica, que ha mostrado un potencial significativo en estudios preliminares, está siendo adaptada para su uso en entornos clínicos como la cirugía de Mohs para la identificación y excisión de margenes de cáncer de piel.

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