En el artículo «Iluminando lo invisible: nueva fuente de radiación infrarroja para la adquisición de imágenes digitales en el espectro infrarrojo», Carolina Correa Orozco investiga la implementación de fuentes de radiación infrarroja en el campo de la fotografía digital infrarroja, con el propósito de mejorar la calidad y funcionalidad de las imágenes utilizadas en la conservación y restauración de obras de arte. El trabajo se enfoca específicamente en el desarrollo de una solución más eficiente que la fuente de radiación empleada tradicionalmente para la reflectografía infrarroja con cámaras de video análogas.
Correa inicia discutiendo la aplicabilidad y la importancia de la fotografía digital infrarroja en los estudios no destructivos de obras en conservación, ya que permite revelar detalles ocultos del proceso creativo y el estado material de las obras, esenciales para tomar decisiones de restauración. Sin embargo, señala las limitaciones del equipamiento tradicional, que incluye la lámpara de radiación infrarroja, la cual resulta voluminoso, frágil y genera altas temperaturas, además de requerir largos tiempos de exposición y diafragmas muy abiertos, lo que afecta negativamente la calidad de la imagen final.
Para abordar estos problemas, el artículo expone un experimento en el que se incorporan iluminadores infrarrojos diseñados originalmente para videovigilancia en la adquisición de imágenes infrarrojas con cámaras DSLR. Estos iluminadores, que son económicos y están fácilmente disponibles en el mercado local, están construidos a partir de diodos emisores de infrarrojo (irEd) y presentan ventajas como menor generación de calor y robustez, permitiendo una gran versatilidad y facilidad de manipulación.
El proceso experimental incluyó la adquisición de diversos iluminadores infrarrojos, la prueba de diferentes configuraciones y la comparación de los resultados obtenidos con las imágenes producidas mediante el dispositivo tradicional. El montaje implementado con estos iluminadores logró reducir significativamente los tiempos de exposición de 30 segundos a 3 segundos, y permitió el uso de diafragmas más cerrados, lo que resultó en imágenes más enfocadas y con menos ruido.
Dada la limitada radiación en longitudes de onda superiores a 850 nm de los iluminadores iniciales, se realizó una segunda fase del experimento, donde se adquirieron y modificaron circuitos con diodos de 940 nm para crear nuevos iluminadores capaces de mejorar la cobertura en ese rango. Con estos ajustes, fue posible capturar imágenes usando hasta cinco filtros infrarrojos (680 nm, 720 nm, 800 nm, 950 nm y 1000 nm) con tiempos de exposición que no superaban los 8 segundos.
En conclusión, la incorporación de iluminadores infrarrojos de videovigilancia como fuente de radiación en la adquisición de imágenes infrarrojas con cámaras digitales no solo mejoró notablemente la calidad de las imágenes obtenidas, sino que también simplificó y abarató el proceso. Este avance tecnológico en el ámbito de la conservación y restauración de obras de arte demuestra un uso innovador de herramientas accesibles para estudios no destructivos, ampliando así las posibilidades de análisis y documentación en esta disciplina.