El artículo titulado «False-color Infra Red Photography in the Identification of Pigments Used for a Late 13th Century Illuminated Manuscript» escrito por Buoso, Ceccato y Zafiropoulos en 2009, explora el uso de la fotografía infrarroja en falso color para la identificación de pigmentos en un manuscrito iluminado del siglo XIII. El estudio se enfoca en un evangeliario del Instituto Helénico de Estudios Bizantinos y Post-Bizantinos en Venecia.
El objetivo principal de los investigadores es desarrollar métodos no invasivos que proporcionen información sobre los materiales y técnicas usadas en objetos de patrimonio cultural, así como posibles retoques realizados durante previas restauraciones. La técnica de la fotografía en falso color infrarrojo (IR) combina imágenes en color RGB (rojo, verde y azul) con reflectogramas IR para crear una imagen en falso color donde cada pigmento es representado por un color específico, basado en su interacción con la luz IR. Este método es útil para diferenciar capas y pigmentos en las pinturas, permitiendo así la identificación de pigmentos de composición química similar pero que se comportan de manera diferente ante la luz IR. Por ejemplo, aunque el lapislázuli y la azurita tienen colores visibles similares, pueden distinguirse en el IR debido a sus diferencias en la absorción de luz en esta región del espectro.
El equipo utilizado incluye una cámara digital modificada Sony DSC-W300 capaz de captar fotografías en el espectro infrarrojo, complementada con un filtro bloqueador de IR para capturar las imágenes visibles. La iluminación infrarroja fue proporcionada por un iluminador LED de alto rendimiento RAYMAX. Se obtuvieron paletas de color estándar en condiciones experimentales similares para comparar y determinar ópticamente algunos de los componentes de los diferentes colores utilizados en la pintura. La elaboración de las imágenes fue realizada con programas digitales estándar, eliminando así la complejidad de los procesos análogos antiguos.
El análisis reveló un uso limitado de pigmentos en el manuscrito, identificando de manera concluyente un conjunto reducido de pigmentos: para los tonos rojos se utilizaron laca de rubia y cinabrio, mientras que para los tonos azules se identificaron ultramar y añil. Estos resultados son congruentes con estudios previos y muestran que las elecciones de pigmentos por parte del artista estaban alineadas con las prácticas comunes de su época. La técnica de falso color IR se validó como una herramienta efectiva para proporcionar información relevante sobre el estudio del manuscrito sin causar daños al objeto histórico.
El ensayo concluye que la fotografía infrarroja en falso color no solo es un método sencillo y económico para la identificación de pigmentos, sino también una técnica que brinda una visión detallada de las prácticas del taller del artista medieval, preservando la integridad del artefacto estudiado.