Digital still camera forensics

El artículo «Digital Still Camera Forensics» de Kevin Cohen, publicado en 2007, analiza las características fundamentales de las imágenes generadas por cámaras digitales y sus implicaciones en la práctica forense. Cohen aborda la importancia de comprender los metadatos asociados a los formatos de imágenes digitales, como JPEG y Exif, para identificar el origen y las modificaciones de una imagen. En este contexto, los metadatos proporcionan información vital, incluyendo la fecha y hora de la captura, la configuración de la cámara, y posiblemente la ubicación GPS en la que se tomó la imagen.

El artículo subraya la evolución del formato de archivo de imagen digital, destacando hitos históricos significativos como la creación del formato JPEG en 1986 y su estandarización en 1992. El formato JPEG permitió una compresión con pérdidas que sacrificaba una mínima calidad visual para reducir sustancialmente el tamaño del archivo. Posteriormente, la especificación Exif fue publicada en 1996, incorporando metadatos más detallados sobre las características de las imágenes, mejorando la interoperabilidad entre diferentes dispositivos y aplicaciones.

Cohen ofrece una perspectiva técnica detallada sobre varias técnicas de análisis forense. Menciona métodos como el análisis de extensiones y de firmas, que permiten identificar archivos que pueden haber sido renombrados deliberadamente para ocultar su verdadera naturaleza. El análisis de registros en sistemas operativos Windows también es recomendado para rastrear dispositivos y medios de almacenamiento que han sido conectados previamente a un sistema.

La técnica de ‘carving’, discutida en profundidad, se utiliza para recuperar fragmentos de datos de sectores no asignados en dispositivos de almacenamiento. Para esto, Cohen destaca el uso de herramientas de código abierto como ‘foremost’. Estas aplicaciones son cruciales para extraer datos que puedan no ser fácilmente accesibles por métodos convencionales, particularmente en casos donde los archivos estén fragmentados o dañados.

Además de los métodos mencionados, Cohen analiza el uso de ‘hash sets’ para la identificación de imágenes exactas, aunque advierte sobre las limitaciones cuando las imágenes han sido editadas o recomprimidas. En estos casos, sugiere el análisis de las miniaturas de las imágenes, ya que estas a menudo no se alteran al editar la imagen principal.

Asimismo, el trabajo de Cohen examina las estructuras de directorios y archivos definidos por las normas DCF, comúnmente usadas en cámaras digitales, para detectar patrones y rastrear la transferencia de archivos entre dispositivos. Los estándares DCF permiten una organización sistemática y predecible de los archivos de imagen, lo que facilita la tarea de los investigadores forenses para rastrear y recuperar datos relevantes.

En conclusión, Cohen enfatiza la necesidad de equiparse adecuadamente con software y hardware especializado para la copia bit a bit de medios de almacenamiento, protegiendo la integridad de los datos originales. Aunque presenta varias herramientas de código abierto, también reconoce que hay soluciones comerciales disponibles que pueden ser adecuadas dependiendo del caso específico. Esta visión integral ofrece a los practitioners forenses una guía robusta para abordar los desafíos asociados con el análisis de imágenes digitales.

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