«Brightly Colored to Stay in the Dark: Revealing the Polychromy of the Lot Sarcophagus in the Catacomb of San Sebastiano in Rome» es un estudio fascinante de uno de los sarcófagos funerarios más relevantes de la antigüedad tardía, datado a mediados del siglo IV d.C. Este trabajo de investigación, llevado a cabo por Susanna Bracci y sus colegas, se centra en la caracterización de los restos de policromía utilizando técnicas no invasivas in situ, complementadas con el análisis de micro muestras en laboratorio para comprender la composición y los depósitos presentes en el sarcófago.
La obra aborda un aspecto histórico crucial: la utilización de policromía en esculturas y elementos arquitectónicos de civilizaciones antiguas. Durante siglos, existió una interpretación errónea de que los objetos esculpidos eran de color blanco puro. No fue hasta el siglo XIX que se empezó a debatir si estos objetos antiguos estaban pintados. Este estudio es parte de un proyecto más amplio que pretende arrojar luz sobre el uso de colores en esculturas del periodo romano.
El sarcófago de Lot, descubierto en 1950, está notablemente bien conservado y muestra un friso en el frente del monolito. Este friso describe escenas bíblicas y de la mitología griega, utilizando una rica gama de pigmentos que incluyen azul egipcio, ocre amarillo, dos tipos de rojo inorgánico (ocre rojo y cinabrio) y un rojo orgánico (laca de rubia). La investigación confirmó la presencia de decoraciones anteriormente invisibles al ojo humano, revelando detalles significativos sobre las fases de construcción del sarcófago.
El estudio destaca la importancia de la policromía para completar la obra escultórica. En muchas áreas, los detalles solo se perciben a través del color y no del relieve. La investigación de la policromía sobreviviente del sarcófago se realizó principalmente in situ mediante una aproximación no invasiva, utilizando técnicas portátiles complementarias. Estas técnicas incluyen espectroscopía por fluorescencia de rayos X (XRF), espectroscopía de reflectancia de fibra óptica (FORS), y fotografías multi bandas (UVL y VIL). A través de estas técnicas, se pudieron identificar con precisión los pigmentos utilizados, como el azul egipcio que se encontraba en casi todas las superficies del sarcófago, y se confirmó su presencia en áreas donde ya no era visible a simple vista.
Además, el estudio proporcionó información crucial sobre la composición de los pigmentos, identificando el uso de cinabrio, óxido rojo y ocre rojo, a menudo mezclados para alcanzar los efectos deseados. Asimismo, se descubrió el uso de una capa preparatoria blanca en ciertas partes, algo raro en sarcófagos romanos pero significativo para la técnica utilizada. Esta capa, hecha de una mezcla de carbónato básico de plomo, se aplicó quizás para impartir relieve a los motivos decorativos.
La investigación también reveló que algunas decoraciones en púrpura realmente estaban hechas de mezclas complejas que incluían ocre, cinabrio y azul egipcio. Además, los análisis detectaron crecimientos biológicos y costras extrañas que indican las condiciones ambientales específicas que favorecieron el desarrollo de cianobacterias, afectando las futuras decisiones de conservación. Por ello, se recomienda el uso de fuentes de luz fría, como lámparas monocromáticas azules, para evitar la fotosíntesis y la recolonización bacteriana tras la restauración.
Como parte integral del estudio, se creó un modelo tridimensional del sarcófago utilizando un software de fotogrametría, que permitió mapear los resultados de la campaña diagnóstica sobre una representación detallada del sarcófago.
En resumen, el análisis reveló una policromía rica y variada que contribuye significativamente a nuestra comprensión del arte y la tecnología de los talleres de mármol romanos. La combinación de técnicas no invasivas y el modelado 3D no solo sacó a la luz detalles invisibles a simple vista, sino que también estableció mejores prácticas para la conservación futura del sarcófago.
