El proceso de digitalización del patrimonio cultural plantea una serie de desafíos éticos y estratégicos para las sociedades modernas. Esta transformación no solo implica la adopción de nuevas tecnologías, sino también la capacidad de gestionar y preservar grandes volúmenes de datos a largo plazo. Sin soluciones definitivas para el almacenamiento de datos digitales, que actualmente son más frágiles que los materiales tradicionales como el papel o el pergamino, la conservación de la memoria colectiva se enfrenta a serias amenazas.
Uno de los proyectos destacados en este ámbito es el «Sion Time Machine», parte del consorcio europeo «Time Machine», que busca utilizar herramientas digitales avanzadas como el aprendizaje automático y el big data para simular digitalmente los últimos 10,000 años de historia de Valais, Suiza. Este proyecto no solo pretende conservar el pasado, sino también proporcionar información valiosa sobre cambios climáticos, geológicos y migratorios.
La digitalización del patrimonio cultural es una carrera hacia el control de la información, y Europa y Suiza han quedado rezagadas en esta contienda crucial. Los riesgos asociados incluyen la posible privatización del patrimonio cultural colectivo, donde empresas privadas podrían llegar a controlar y explotar estos datos, desafiando el acceso libre y equitativo a la información que debe ser pública.
Además, la erosión o desaparición del patrimonio cultural y la memoria colectiva debido a conflictos armados, desastres naturales, cambios climáticos y presiones políticas o económicas, representa otro gran riesgo. Ejemplos emblemáticos de estas pérdidas son los recientes incendios que afectaron a sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO como Venecia y Notre-Dame de París.
Tal como lo describe Frédéric Kaplan, fundador del proyecto Time Machine, la desaparición de un sitio es comparable a la pérdida de un campo completo de conocimiento, afectando nuestra capacidad para entender el presente y anticipar el futuro. Por ello, proyectos como el «Time Machine» tienen el potencial de mitigar estos riesgos al ofrecer soluciones digitales innovadoras para la simulación y preservación de ciudades a lo largo del tiempo.
El acceso libre a los datos y los resultados de la investigación sigue siendo un factor crítico para el éxito de estos proyectos. También es esencial encontrar métodos de almacenamiento de datos que sean duraderos y eficientes en términos de energía. La preservación de la información a través del ADN sintético, propuesta por la EPFL, es una vía prometedora, aunque aún requiere de tecnologías específicas para acceder a la información almacenada y no hay garantías de que estas tecnologías prevalezcan a lo largo de los siglos.
En conclusión, la digitalización del patrimonio cultural presenta una serie de oportunidades y retos que deben abordarse con urgencia para asegurar la conservación y acceso equitativo a nuestra memoria colectiva, garantizando así el buen funcionamiento de nuestras democracias y la creación de nuevas oportunidades económicas.