Condiciones de visualización ISO

En casi todos mis cursos y charlas, donde hablo de gestión del color, suelo empezar describiendo el color como un fenómeno “psicofísico” desencadenado por el estímulo que produce la luz reflejada o transmitida por un cuerpo o superficie en un sistema de visión sea humano, animal o electrónico.

En esta definición, que con una u otra retórica, todos hemos estudiado en los albores de nuestra educación primaria, parece con frecuencia ausente del comportamiento de ciertos profesionales.

Y en efecto, aunque a muchos les cueste creerlo, la luz es un factor importante en la percepción del color!

Esta breve e irónica introducción, me sirve para plantear como muchos profesionales o clientes (consumidores de fotografía) juzgan la calidad de una imagen, es decir si su color es más o menos correcto, si su nivel de contraste es más o menos adecuado o el nivel de detalle es aceptable, completamente ajenos a las condiciones de visualización de dicha fotografía.

Tras ya algunos años a vueltas con esto del color, no deja de sorprenderme como «grandes» profesionales, con profesiones no poco elocuentes (arquitectos, artistas, ingenieros, y por supuesto fotógrafos y diseñadores gráficos) son capaces de emitir juicios críticos sobre una imagen en casi cualquier situación de iluminación: ya sea en una tablet o smartphone a pleno sol, bajo un la luz fluorescente o HPS, en un monitor «de oficina» con más de 5000 horas a su espalda, etc. El caso es que hay gente que esta tan convencida de que su percepción “nunca le abandona” que desafían las leyes más elementales de la percepción humana.

Es decir, no es posible emitir juicios sobre atributos como el color o contraste de una imagen, e incluso nivel de detalle, aún teniendo un monitor más o menos “calibrado”, sin asegurar las condiciones de visualización.

Para ello desde el 2000, tenemos una norma descrita como la “ISO 3664:2000 Viewing conditions — Graphic technology and photography” con una revisión del 2009, es decir, no estamos hablando de una norma de hace un año que nadie conoce y es puntera en sus propuestas, nos estamos refiriendo a documento que tiene ya 16 años!!

Esta ISO establece cuales son las condiciones normalizadas en las que deberíamos visualizar un trabajo gráfico, ya sea en papel o en pantalla. Con el fin de que todos los profesionales que intervienen en un proceso de desarrollo tengan una percepción próxima entre ellos. Sí, efectivamente, una norma no nos indica «la mejor forma de ver», no es su fin «ver bien» sino que normalizar una situación de visualización entre diversos profesionales localizados en diferentes emplazamientos.

Dado que la percepción y reproducción del color, es un fenómeno sujeto a numerosas variables: calidad y cantidad de la luz, observador, temperatura del color, etc. Son múltiples las formas de describir o percibir un color, todas ellas igualmente válidas. Por lo que la estandarización, o normalización, es la única vía para movernos en un espacio de percepción común.

Es decir, si la ISO 3664 nos dice que tenemos que poner el punto blanco del monitor a D65, no es un capricho, como piensan muchos, sino un fenómeno perceptivo por el cual el sistema de visión humano deja de percibir el blanco en D50 a bajos niveles de intensidad de luz. O juzgar una obra a 2000lx porque la relación de contraste y cromatismo varia, por el efecto Hunt y Stevens, en función de la intensidad de luz con la que observamos una escena, o incluso el grado de detalle percibido, ya que este se encuentra en relación al contraste, etc…

Desde hace tiempo, tengo la manía de juzgar toda aquella publicación que hable de “Calibrar el Monitor” en función de si citan o no dicha ISO 3664, simplemente porque es una completa pérdida de tiempo y dinero comprarse un super-monitor con su super-sonda, si luego vamos a trabajar en una oficina de paredes verdes, o a la luz de una vela, o si somos incapaces de contextualizar nuestro flujo de trabajo en un estándar que nos permita comunicarnos con otros profesionales de forma eficiente.

Un monitor es un dispositivo que emite luz, esta bien “calibrar” y controlar esa emisión de luz, pero también esta sujeto a las normas de luz ambiente, es decir, el contraste de un monitor será percibido como mayor o menor en función de la luz ambiente, por eso la ISO nos habla de una intensidad de luz de aproximadamente 500lx en un monitor que esté por encima de las 75 cd/m2.

Hoy en día, como afirman muchos expertos, estamos demasiado acostumbrados a “ver” pero muy poco a “observar”. Vivimos en un contexto social donde la imagen digital, no es algo habitual, sino que completamente trivial. Juzgar una imagen desde la naturalidad (recuerdo que tenemos de una escena) o desde la sensibilidad intrínseca a cada ser humano es algo tan cotidiano como revisar el nuestras redes sociales día tras día desde nuestro smartphone.

Emitir un juicio sobre una imagen es sencillo: o nos gusta o no nos gusta, pero saber que falla en una imagen, saber que es lo que no funciona, y por que no funciona, es el quid de la cuestión. Para ello es necesario, no solo un entrenamiento estético e histórico, sino que también es necesario un profundo conocimiento técnico de como “ver” o «entender» desde el punto de vista tecnológico una imagen, y lo que es más importante saber transmitir con propiedad que atributos fallan en una imagen.

No solo el fotógrafo debe saber iluminar la escena, sino que también su cliente debe saber iluminar el área donde se va a visionar la imagen resultante de esa escena, con el fin de entender adecuadamente ésta, y quizás lo más importante, saber hacerse entender con el resto de profesionales que participan en un flujo de trabajo en torno a la imagen digital.

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